A la hora de diseñar nuestro logo, le pregunté a Sergio de qué color podríamos dibujar el mapa de Reino Unido, Sergio me miró y no tardó ni un segundo en responder. Y es que si hay un color que pueda definir las Islas Británicas es el color más predominante en nuestra tierra; el verde. Habiendo nacido en Euskadi, estoy acostumbrado a ver esta cantidad de naturaleza a mí alrededor, pero puedo comprender lo chocante que puede resultar esto para una persona que no se haya criado en un ambiente húmedo que favorezca esta proliferación de verde.
Una de las cosas más maravillosas que se puede encontrar en las islas es que, aun viviendo en una urbe urbana, solo es necesario desplazarse unas cuantas millas para, en menos de 30 minutos, estar en mitad de un entorno natural. Sin ruido de motores o fábricas. Sin contaminación. Y es tal la variedad de reservas, bosques o montes a los que puedas ir que es asombroso que no te cruces con muchas personas cuando estás ahí.
A Beltza le encanta correr libre por la naturaleza, y siempre que podemos nos gusta descubrir un sitio nuevo. Esta vez, nos desplazamos hasta la reserva natural de Healey Dell al Norte de Manchester. No es un gran Parque Natural en el que te puedes perder. Sin embargo, existen varios puntos de interés dentro, siendo el más famoso es un viaducto de más de 30 metros de altura construido en 1867 para permitir el tránsito de trenes.
Dormimos en Oak House, os dejo el link.
Habiendo dormido en Shaw, un pequeño pueblo a 20 minutos de la reserva, no tuvimos que madrugar mucho. El hotel fué espectacular, no me sorprende de las opiniones que deja la gente. Además dejaron que Beltza durmiese conmigo en la habitación.
Empezamos nuestro recorrido en la casa del Ranger que vigila el parque, hay un pequeño parking gratuito. No seguimos realmente ninguno de los recorridos marcado, hicimos una mezcla de varios de ellos para poder visitar todos los puntos de interés y embriagarnos de todo lo que nos deparaba el parque.
A continuación os voy a hablar de lo que más me impresionó. Haz clic en el mapa para interactuar con él
Viaducto
Fué construido en 1867 para unir las compañías ferroviarias de Lancashire y Yorkshire y se tardó 5 años en construir. Cuando estaban construyendo esta nueva línea ferroviaria, la mayor dificultad que se encontraron fue superar el valle del río Spodden. Fué cuando se decidieron a diseñar este viaducto de 31.5m de altura que consta de 8 impresionantes arcos. Una obra colosal para la época ya que a la complejidad del diseño hay que destacar que se construyó en plena naturaleza en un terreno muy abrupto.
La línea se abrió a los pasajeros en 1870 y se mantuvo activa hasta 1949 hasta la llegada del tren de vía estrecha al pueblo. Sin embargo, las vías se siguieron utilizando para transportar carbón hasta finales de los años 60 del pasado siglo a un rito de 2 trenes por día. El área de Manchester fué un área muy industrializada y la principal fuente de energía en los inicios de la era industrial era el carbón.
Actualmente, el viaducto forma parte de la red nacional de recorridos para bicicletas. Si queréis cruzar el viaducto, el acceso es sencillo. Las vistas desde ahí son impresionantes mientras oyes el río rugir 30 metros por debajo de tus pies.
Por la noche, el viaducto se convierte en hogar de cientos de murciélagos. Desafortunadamente (o afortunadamente) no he podido comprobar esto en primera persona.
Broadley Wood Mill (El molino de Broadley para lana)
Tener perro tiene sus inconvenientes y sus desventajas, pero al llegar a este molino, me alegré de que Beltza estuviese conmigo. El cartel que describe este emplazamiento empieza «Looking down on the site, you can see two stone arches across the river.» que viene a decir «Si mira hacia abajo, podrá ver dos arcos de piedra sobre el río». Y es que el acceso a las ruinas del molino parecía inaccesible.
Sin embargo, oh! sorpresa, oh! dolor. Veo a Beltza en las ruinas realizando… bueno…
reclamando el sitio como suyo, lo que me demostró que había algún acceso en algún punto escondido. Una vez, Beltza terminó con sus necesidades, le llamé y le volví a dar la orden para que me mostrase el camino para poder ver de cerca las ruinas de este molino construido en 1676.
El molino era usado para la fabricación de telas de lana. Parte del proceso del procesado de la lana se hacía pisando esta, como si de uvas se tratase en la fabricación del vino. Posteriormente, este paso se simplificó con la introducción de la máquina de vapor en 1865. El emplazamiento del edificio resulta importante para este proceso, ya que se necesitaba el agua del río para generar el vapor utilizando grandes cantidades de carbón.
El estado actual del edificio es de apenas unas paredes levantadas. Aunque se puede imaginar donde estaban los depósitos de carbón, el techo de estos se hundió hace tiempo. Sin embargo bajar aqui te permite ver una vista preciosa del río y su catarata.
Faries Chapel
La llamada capilla de las hadas disponía de un púlpito, unas sillas y una mesa de lectura. Permanecía escondida detrás de unas rocas en una abertura creada por el paso del agua. Desafortunadamente, unas inundaciones en 1839 acabaron con ella.
Cuenta la leyenda que aquí, Robert de Huntingdon habló con una bruja en busca de consejo, ya que le habían robado el anillo familiar que le hubiese dado el derecho de gobernar.
La Capilla hoy en día
Poco queda de esta capilla, pero aún es apreciable una de las rocas que la formaban. Podéis verla a la derecha de la imagen. Es difícil imaginarse cómo era este rincón del bosque hace casi 200 años. Yo, personalmente, no me he podido hacer una idea por mucho que he leído descripciones del lugar.
Robert, no era muy simpatizante de la brujería y al final rechazó la ayuda de la bruja. Sin embargo, esta le dijo que fuese al pozo de St. Chadde para ver su futuro. La bruja había embrujado el pozo para que mostrase a Robert convertido en Lord. Pero el pozo le mostró la verdad, que Robert de Hutingdon se convertiría en Robin Hood. Enfurecido Robert volvió para matar a la bruja, pero esta escapó volando sobre su escoba.
El rey de las hadas vino entonces en ayuda de Robert devolviéndole el anillo pidiéndole que tirase lo tirase a la marmita de la bruja. Cuando Robert hizo lo pedido, la marmita voló por los aires cayendo al río. El rey de las hadas le dijo entonces a la bruja «ahí tienes una capilla para adorar al diablo, y permanecerás en ella hasta que un mortal sea tan estúpido de venir a buscarte»
Las reservas de agua
Originalmente, las reservas de agua estaban destinadas a alimentar el molino cuando no llovía. De esta forma, los molinos no eran dependientes de la metereología y se evitaba que los trabajadores estuviesen parados en épocas secas.
Actualmente estos pozos son una parte importante de la biosfera del parque. Desde el siglo XVII el ganso de Canadá anida aquí. Sin embargo, esta especie se ha convertido en un problema pasando de los 17.000 ejemplares a los más de 100.000 desde 1970. Aun así, los niños se lo pasan muy bien tirándoles pan mientras sonrientes se impresionan de las aves vengan donde están ello.
Los puentes gemelos
La historia de la construcción de estos puentes no deja de ser algo curiosa. Impensable hoy en día con la cantidad de estudios necesarios previos a la construcción de cualquier obra de ingeniería.
El primer puente se construyó para permitir el tren llegar hasta el pueblo, trayendo y llevando carbón y gente. El ingeniero civil Sturges Meek se quejaba de las dificultades en la construcción del puente debido a la gruesa pizarra y la cantidad de limo que había en el suelo que no hacía más que deslizarse cada vez que excavaban. Sin embargo, los responsables de las compañías ferroviarias no hacían más que presionar para terminar una obra que ya acumulaba mas retrasos de los esperados.
También se quejaban de que al desplazarse la tierra con la construcción del puente, está caía a los depósitos de agua que alimentaban los motores de las diferentes industrias que habían en las orillas del río.
Finalmente, el ingeniero Meek, se dio por vencido. La solución fue construir otro puente igual al primero pero 19m más cerca de la colina. Actualmente se puede disfrutar de los 2 puentes, uno por el que transitó el tren, y el otro, el siamés, un completo fracaso.
Tea Room
Para finalizar, qué mejor que tomar el té de la tarde en la sala de té del parque. Los beneficios son destinados para la conservación de la reserva. Muchos de los trabajadores aquí son voluntarios. La tetería está decorada como si estuviésemos en plena época victoriana, incluso la música, que suena en un tocadiscos en una esquina te ayuda a sumergirte en lo que sería tomar el Té con las damas adineradas del siglo XIX.